Cómo se recuperan las plantas después de los ataques de las orugas

Hace un par de semanas encontré entre las margaritas del balcón hojas con agujeros, señal de haber sido consumidas por orugas. Buscando entre las hojas, encontré varias orugas de la col. Después de retirarlas, pasaron unos días y noté que las plantas brotaban con mucha vitalidad, más que las plantas no infectadas. Esta es la explicación de lo que pasó.

Margarita del Cabo

Las plantas a menudo se enfrentan a ataques de orugas. Un común culpable de estos destrozos es la oruga de la col, una todo terreno que puede causar estragos en muchas especies. Todo empieza cuando la madre polilla emprende una búsqueda nocturna de plantas adecuadas para deshovar. Las identifica por su perfil olfativo, y cuando las encuentra, deposita en ellas sus huevos individualmente,  para asegurar que el alimento disponible sea suficiente para culminar el desarrollo de cada una de sus crías. Cuando las orugas emergen, comienzan a pastar sobre la planta sólo por las noches, permaneciendo inmóviles durante el día para protegerse de los depredadores. Su camuflaje es tan eficaz, que a menudo las confundimos con partes de la planta. Pero esta actúa de inmediato para defenderse.

La Oruga de la Col y su madre polilla

Primero, la planta percibe la presencia de las orugas a por los mordiscos y el contacto con la saliva. Entonces, libera una hormona, el ácido jasmónico. Esta voz de alarma química activa la producción de sustancias que hacen que sus hojas sepan mal y causen problemas digestivos para las orugas. Estas medidas de defensa le cuestan energía a pa planta, por lo que su crecimiento se ralentiza (Howe y Jander, 2008). Sin embargo esto no impide que las orugas sigan comiendo. Al fín y al cabo, están adaptadas para tolerar estas respuestas. Pero se ven obligadas a comer de a poquito, pasando de una hoja activada a otra nueva, aprovechando esos minutos que les da el tiempo de espuesta de la planta. ¡Esa es la razón por la que vemos tantos agujeros en distintas hojas! Esta situación permite que la planta conserve una parte de su superficie foliar para sobrevivir. Por otra parte, estos retrasos que provoca a la oruga pueden aumentar las opciones de que caiga presa de algún depredador.

Sea porque porque han perecido en el intento, o han completado su desarrollo, una vez que las orugas desaparecen, las plantas experimentan un brote repentino de nuevo crecimiento. Sin la carga de tener que defenderse más, cambian el ácido jasmónico por hormonas que promueven el crecimiento, como las auxinas y las citoquininas. Como resultado, la planta desarrolla rápidamente nuevas hojas y brotes, compensando los daños causados por las orugas (Agrawal, 2000; Schwachtje y Baldwin, 2008).

Referencias

1.        Howe, G.A. & Jander, G. (2008). Plant Immunity to Insect Herbivores. Annual Review of Plant Biology, 59:41-66.

2.        Agrawal, A.A. (2000). Overcompensation of plants in response to herbivory and the by-product benefits of mutualism. Trends in Plant Science, 5(7):309-313.

3.        Schwachtje, J., & Baldwin, I.T. (2008). Why does herbivore attack reconfigure primary metabolism? Plant Physiology, 146(3):845-851.

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