Tras explicar las diferencias económicas entre la agricultura industrial y ecológica, en este último artículo de la serie, presentamos las bases técnicas de la Agricultura Ecológica. Estas bases cubren las diversas variantes de este tipo de agricultura. La elección de la más idónea está a menudo ligada a las características del terreno y de la cosecha. Pero existen también agricultures que adoptan una práctica por razones de concepto. En todos los casos, los principales objetivos que agrupan a todas estas prácticas son los siguientes:
· Sostenibilidad: Producción sostenible de hortalizas y frutas
· Calidad: Alta calidad de los productos (sanos y sabrosos)
· Basados en procesos naturales: Utilización de los servicios del ecosistema en las tareas de cultivo y procesado después de la cosecha.
Las bases de Agricultura Ecológica
- La biodiversidad es la clave de la funcionalidad del suelo.
Ya explicamos en un artículo anterior que los consorcios entre plantas y microbios del suelo (rizosfera) son esenciales para la salud de las plantas.

En estas asociaciones, los organismos están muy estrechamente relacionados. Tanto es así, que sólo el uno por ciento de ellos pueden ser cultivados en el laboratorio (pueden crecer independientemente sin la colaboración de otros). Al resto, en cambio, sólo los conocemos a través sus restos de ADN. El análisis de las secuencias indica que, en un momento dado, una gran mayoría se mantiene en situación latente a la espera de que llegue la situación adecuada para desplegar sus capacidades. Cuanto más miembros forman parte del consorcio, más capacidades acumula para colaborar en el consorcio y la planta, que es un miembro muy importante, como veremos ahora.
-Las plantas cuidan y alimentan la microbiota del suelo
Según el modelo de nutrición de vegetal vigente durante las últimas décadas (H.W.Hunt et al.1987), los microbios del suelo, degradan las sustancias orgánicas, liberando materias primas (nitrógeno, fósforo, azufre y demás) en formas asimilables por las plantas.
Sin embargo, trabajos de investigación recientes han demostrado que, además de la vía clásica, existen otros procesos mucho más sofisticados y eficientes para la transferencia de nutrientes a la planta: el intercambio activo de nutrientes.
Los procesos fotosintéticos que tienen lugar de manera masiva en las hojas de la planta convierten la energía lumínica en azúcares. La molécula de azúcar actúa como fuente de energía para impulsar el crecimiento en la propia planta. Pero una parte de ese azúcar se destina a otras tareas. La planta dirige ese azúcar hacia sus raíces y lo excreta para proporcionar energía a los microbios asociados a la raíz.

El azúcar "exudado" aporta carbono orgánico y energía en una medida que excede a la degradación de la materia orgánica del suelo en hasta 30. Con esta fuente de energía fácilmente asimilable, la planta es capaz de dirigir el crecimiento de los microbios asociados a sus raices hasta zonas profundas en el suelo, donde no hay materia orgánica. Allí, los consorcios microbianos pueden extraer sustancias básicas de los minerales y aportarlos a la planta (Liang et al.,2017). Por otro lado, la deposición de carbono en capas más profundas resulta en mayores capacidades para la absorción y retención de agua en el suelo.
-La red de comunicación de los hongos
Las colonias de hongos están formadas por células tublares (hifas) que forman redes microsópicas capaces de realizar el intercambio entre la raíz y los microbios de los consorcios a larga distancia. Este sistema se conoce como la rizosfera.

Estas redes microscópicas cubren volúmenes enormes del suelo, manteniendo así a un ámplio espectro de microorganismos en la rizosfera.
Al margen de la rizosfera de cada planta, las redes de hongos también realizan intercambios con las rizosferas de plantas vecinas. Enlazándose unas con otras, las redes pueden abarcar decenas de metros.

Se trata, por tanto, de un sistema de comunicación subterráneo. Está documentado que las distintas rizosferas también pueden intercambiar organismos, utilizando los filamentos de los hongos a modo de "carriles"de comunicación.
-El Sociobioma
Hemos visto hasta ahora que los exudados de las raíces promueven el desarrollo de consorcios microbianos, así como el intercambio de alimentos y señales entre plantas. Pero la rizosfera, por su parte, también canaliza sus señales hacia la planta. Los consorcios propician la formación de nuevos brotes en las raíces, reforzando así el contacto. El sistema de comunicación entre microbios y plantas está compuesto por miles de sustancias orgánicas. Aunque están saliendo muchos descubrimientos, se tiene la sensación de que todavía hay mucho que aprender sobre este sistema. Los datos que han aflorado hasta ahora indican que cada miembro del consorcio reconoce el tipo de entorno en el que está y la identidad de sus vecinos a través de señales químicas. Según algunos investigadores, además del "microbioma", también se está investigando el "sociobioma".
-La mezcla de raíces entre diferentes tipos de plantas refuerza el intercambio entre rizosferas.
Los ensayos experimentales han demostrado que el cultivo conjunto de plantas favorece el intercambio entre las rizosferas, facilitando una mayor productividad y mejor respuesta al estrés.
En el Expermento de Jena, al que nos hemos referido en artículos anteriores, se cultivaron

cuadrantes con una sola especie, hasta mezclas de 16 especies de plantas que pertenecían a cuatro grupos distintos. Los investigadores descubrieron que la biomasa vegetal cosechada aumentaba linealmente en función del número de especies vegetales (imagen izquierda).
Este tipo de respuestas ponen de manifiesto el efecto cooperativo de la colaboración entre las rizosferas, según el estudio publicado en 2016 por Gopal y Gupta.
La colaboración no sólo promueve mejor rendimiento, sino una mejor adaptación al estrés. En un trabajo realizado en condiciones de sequía, las plantas reclutaron microbios de los rizobiomas vecinos para hacer frente al estrés hídrico. Los que aportan otros beneficios se mantienen en situación latente en el consorcio. En caso de que la situación cambie, nuevos partícipes más adecuados para ayudar a la planta podrán ser reclutados de los consorcios. Los que ayudaron en la situación anterior pasan a la "reserva".
Todos estos procesos se producen espontáneamente. Los consorcios están programados para ello tras millones de años de colaboración.
Agricultura Ecológica
Los productos de la agricultura ecológica se obtienen mediante técnicas basdas en procesos naturales. Ello exige el cumplimiento de normas que aseguran la buena praxis y otorga a los productos un certificado de calidad. Este tipo de detalles quedan fuera de este artículo genérico, pero he puesto varias fuentes de información sobre ello en el apartado de referencias.

En concreto, la agricultura ecológica exige el uso de fertilizantes de procedencia natural, como el conocido estiércol, pero también se utilizan aditivos naturales como la cal, cenizas de madera, arena, conchas de moluscos, etc. Los agentes sintéticos están prohibidos, ya sea como fertilizantes o productos sanitarios (insecticidas, herbicidas...). Existen formas naturales para la protección de las plantas, tanto en la parte aerea como en la subterránea. Si hay biodiversidad en el entorno de la huerta o jardín, los agentes biológicos locales serán capaces de controlar las plagas. Existen empresas que comercializan estos agentes y los introducen en las explotaciones. La respuesta no es inmediata ni total, como ocurre con los insectíciaos o herbicidas sintéticos. Habitualmente, actúan gradualmente o con cierto retraso. Pero las prácticas pueden adaptarse a esas dinámicas y trabajar con los recursos de la naturaleza es, a la larga, beneficioso desde el punto de vista de la salud, económicamente (supone menos gasto) y propicia un cambio de mentalidad poniendo más atención a los procesos y ciclos naturales.
Agricultura Regenerativa

Bajo el paraguas de la agricultura ecológica hay prácticas que ponen más énfasis en algunos temas concretos. La Agricultura Regenerativa propone mantener la estructura del suelo para preservar los consorcios microbianos de la rizosfera. Por lo tanto, propone eliminar el arado. Dejar el suelo sin vegetación ( en barbecho) es dañino para la rizosfera. Para mantener una rizosfera sana, el suelo debe contar con una cubierta vegetal en todo momento, incluso entre cosechas.

Esta cubierta vegetal no se recoge, sino que se aplasta sobre el suelo, lo cual propicia su compostaje natural para proteger y alimentar a los microorganismos de la rizosfera, y mantiene las raíces en el suelo. La siembra de la siguiente cosecha se realiza sin eliminar la cubierta vegetal en descomposición, de modo que las nuevas raíces se encuentren con una rizosfera activa.
En la agricultura regenerativa es habitual la mezcla de plantas para aprovechar el efecto complementario de sus rizosferas. De vez en cuando, y según la cosecha, también se pueden introducir animales para que, antes de que entre la cosecha siguiente, consuman la parte aerea de la cobertura vegetal y, a su vez, fertilicen el suelo.

En nuestro país, las prácticas antiguas basadas en estos conceptos han sido comunes y siguen vigentes. Plantar el maíz y la haba conjuntamente es un buen ejemplo. El primero sostiene y protege a la segunda y las facultades de fijar el nitrógeno del haba proveen al voraz maiz de un preciado elemento: el nitrógeno.
En Euskal Herria se ha acumulado una base histórica de sabiduría en estas prácticas y ha dado buenos resultados a lo largo de los siglos. Es hora de revisar estas técnicas científicamente para su aprovechamiento futuro. Ofrezco referencias de estas prácticas al final.
Conclusión
La agricultura es una actividad que hemos llevado a cabo a lo largo de miles de años y se han producido muchos cambios por el camino, tal y como se ha explicado en los artículos anteriores de esta serie. En las últimas décadas, sin embargo, la industrialización agraria ha provocado la expansión de prácticas eficaces pero a la postre peligrosas para la salud y el medio ambiente.
No va a ser fácil dar la vuelta a esta tendencia, pero está claro que hay que desarrollar prácticas compatibles con la naturaleza. Fomentar la agricultura ecológica y, en especial, la regenerativa, es estratégicamente importante para que, en su momento, tengamos acceso a la sabiduría necesaria para producir alimentos de forma sostenible.
Referencias
Para recibir información sobre Agricultura Ecológica, recomiendo consultar la página de Ekolurra. Ofrecen mucho y preparan jornadas.
Para conocer las variantes de la agricultura ecológica, recomiendo la página de Wikipedia, por la claridad, aunque no es exaustiva.
Ernest Mas, un productor de Tarragona, ha instalado una agricultura regenerativa en su explotación. Su página es: Verdcamp fruits. En otro de los enlaces se presenta una conferencia de TEDx impartida por él mismo.
El Agricultura Regenerativa también está practicándose en Euskal Herria: Sustraiak Baserria, de David González. Ver reportaje de EITB.
En este vídeo, Marc Grácia del CREAF (Centro Catalán de Investigación en Agricultura Ecológica), explica la capacidad para secuestrar carbono con la agricultura regererativa.
Amilubi es un proyecto cooperativo que pretende impulsar la implantación de la Agricultura Ecológica en Gipuzkoa. Está apoyado por la asociación Biolur.
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